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miércoles, 13 de marzo de 2013

Viva el Papa Francisco I !!!!


El sucesor de Benedicto XVI acaba de mostrarse ante el mundo desde el balcón principal de la Basílica de San Pedro: Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, de 76 años.
Desde este miércoles 13 de marzo de 2013, el Trono de San Pedro está ocupado por un Papa del continente americano. Será el primer Papa argentino, el primer Papa latinoamericano y el primer jesuita. Y, ante todo, será el Papa Francisco I.
Nacido en el seno de una familia de inmigrantes italianos, se dedicó durante largos años a la docencia y se cuenta que estuvo en el año 1971 en la localidad madrileña de Alcalá de Henares.
En su primera aparición pública, el Pontífice ha elevado una oración por su antecesor, Benedicto XVI. Curiosamente, fue Bergoglio el principal rival de Ratzinger en el Cónclave de 2005. Sin embargo, antes de la cuarta votación, el argentino decidió retirarse en favor del alemán y pidió "casi en lágrimas" a sus simpatizantes que se abstuvieran de elegirlo.
El flamante Pontífice latinoamericano obtuvo los 77 votos exigidos de los 115 cardenales reunidos en Cónclave en la quinta votación. En el Cónclave de 2005, Joseph Ratzinger logró la mayoría necesaria en la cuarta votación, apenas una hora y media antes que lo ha logrado hoy su sucesor, Bergoglio.
Momentos antes de aparecer ante los miles de fieles que se concentraban en la Plaza de San Pedro, el cardenal francés Jean-Louis Tauran fue el encargado, en calidad de decano protodiácono, de pronunciar la famosa frase 'Habemus Papam' y de presentar al mundo al nuevo Pontífice.
La noticia de que se ponía fin a la Sede Vacante se dio a conocer exactamente a las 19.07 horas, cuando la chimenea de la Capilla Sixtina escupió una intensa humareda blanca.

http://www.elmundo.es/elmundo/2013/03/13/internacional/1363201026.html

El jesuita argentino Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, es el nuevo papa de la Iglesia católica. El nuevo pontífice, de 76 años, es el primero no europeo y asumirá el pontificado con el nombre de Francisco I.

Químico de formación, Bergoglio no estaba entre los favoritos en las quinielas previas, aunque procede del continente que más católicos reúne en la actualidad, uno de los aspectos que puede haber influido en su elección en el cónclave, donde ha reunido los votos necesarios en la segunda jornada de reuniones.

Quiero elevar una oración por nuestro papa emérito

Al salir del balcón de San Pedro, sus primera palabras han sido "Amor y hermandad", y su primer recuerdo, para su predecesor, Benedicto XVI: "Quiero elevar una oración por nuestro papa emérito". Después, ha orado junto a los fieles y les ha pedido que recen por él.

Su elección, al igual que en los últimos cónclaves, ha sido rápida: la chimenea de la Capilla Sixtina ha emitido una fumata blanca a las 19.06 horas de este miércoles, poco más de 25 horas después de la primera votación y en la quinta ronda de votaciones, una más de las que fueron necesarias para la elección de Benedicto XVI.

Sorpresa entre los peregrinos


El humo blanco ha sorprendido a los miles de fieles que esperaban en la plaza de San Pedro de El Vaticano, que, dada la hora, esperaban que la elección tuviera lugar ya el jueves.

Se nota, se siente, el papa está presente

Al ver la fumata, cientos de voces en los más diversos idiomas han comenzado a exclamar la palabra esperada: “¡Blanca!. Y acto seguido a corear “Habemus papam! y “Se nota, se siente, el papa está presente”.

Después, al escuchar el nombre del cardenal Bergoglio de labios del Protodiácono, el francés Jean Louis Tauran, han ondeado las banderas de los países latinoamericanos, en especial las argentinas, entre la aclamación de todos los peregrinos.

http://www.rtve.es/noticias/20130313/fumata-blanca-conclave-elige-nuevo-papa/616804.shtml


Jorge María Bergoglio será el Papa Francisco I
La mayor multitud jamás reunida en la plaza de San Pedro para saludar a un nuevo Papa recibió con un aplauso atronador el anuncio de la elección del cardenal arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio como Francisco I.
La primera reacción de la plaza fue un «¡Noooo!”, pero poco después comenzaron los gritos de “¡Francesco! ¡Francesco!».
Como su estatura no es muy alta, le pusieron una peana cuando se asomó al balcón, con un aspecto serio que recordaba a Pio XII pero más sonriente. Su primer saludo fue: «Fratelli e sorelle, buona sera!». A continuación, también en italiano, comentó con sencillez que la ciudad tenía un nuevo obispo: «Mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo. Os agradezco la acogida».
A continuación vino la primera sorpresa: «Antes de nada querría hacer una oración por nuestro obispo emérito, Benedicto XVI, Recemos juntos por él, para que el Señor lo bendiga y la Virgen lo custodie. Padre Nuestro…». Era una continuidad visible.
El Papa Francisco I explicó que «comenzamos un camino de fraternidad, de amor, de confianza. Recemos para que haya una gran fraternidad en todo el mundo», y especialmente «en esta bella ciudad».

Enseguida llegó la segunda sorpresa: «Antes de dar la bendición os pido un favor, que pidáis al Señor la bendición para su obispo. Hagamos en silencio esta oración vuestra por mí». Inclinado humildemente, el Papa Francisco I espero un momento. Luego le colocaron la estola y comenzó su primera bendición «Urbi et Orbi».
Es el primer Papa americano al cabo de quinientos años desde la evangelización del Nuevo Mundo. No figuraba en las «quinielas» de «papables», pero sí estaba en el corazón de los electores.
Se despidió anunciando que al día siguiente iría a rezar a la Virgen y con un sencillo: «Buenas noches y buen descanso». Era ya una presencia familiar. Un Papa sencillo, un Papa «de casa».
El jesuita argentino de 76 años fue elegido al quinto escrutinio, y es el Papa número 266, incluyendo como primero a Pedro de Betsaida. Recibió una mayoría de dos tercios de votos de 115 cardenales electores, de 48 nacionalidades, reunidos durante dos días en la Capilla Sixtina. Había sido el más votado en el Cónclave de abril del 2005 después de Joseph Ratzinger.
La espera, desde la fumata blanca hasta el anuncio del nombre, fue un poco más larga que en ocasiones anteriores, pero por fin, a las 20.12, el cardenal protodiácono, Jean-Louis Tauran, enfermo de Parkinson, apareció en el balcón para anunciar: «Habemus Papam!». La fumata blanca se había asomado con fuerza a las 19.06 -acompañada enseguida del repique de todas las campanas-, al cabo de una jornada de lluvia que no fue capaz de frenar el entusiasmo de los fieles, que en ese momento llenaban ya la plaza de San Pedro. El entusiasmo y el tremolar de banderas fueron simultáneos y eléctricos.

«¡Viva el Papa!»

Fue una alegría incontenible, con gritos de «¡Viva el Papa!» en todos los idiomas, antes de conocer su nombre. En la plaza había una presencia masiva de jóvenes, y a medida que iban llegando los romanos descubrían que tenían que quedarse en Via della Conciliazione, pues la plaza estaba ya abarrotada.
Durante horas, el público había estado observando la gaviota de turno posada sobre la chimenea. Cada vez que el pájaro se iba era una falsa alarma de fumata. Uno o dos minutos después, otra gaviota tomaba esa posición, como si les gustase la luz de los reflectores y el momento de fama.
Veinticinco minutos después de la fumata blanca, la banda de la música de la Gendarmería vaticana irrumpía también en la plaza al son de una de sus marchas, seguida de la Guardia Suiza, que formaba un piquete de honor para recibir al nuevo Papa. Unos minutos después llegaba la banda de los Carabinieri con una tonadilla alegre y pegadiza. Detrás de ellos, la Marina Italiana, la Aviación, el alcalde de Roma, Gianni Alemanno. ¡Era la mayor fiesta del año para la ciudad de Roma y para el mundo!
El entusiasmo era indescriptible en la plaza y esta vez era mundial, pues la fumata había sido seguida por televisión en directo e Internet en todo el planeta. En cuanto se vio claro que era blanca, se desencadenó una oleada de tuits: del Pontificio Consejo de Comunicaciones Sociales y de diócesis de todo el planeta. La fiesta era, enseguida, mundial. Era la alegría de la «Ciudad y el mundo», que el Papa iba a bendecir «Urbi et Orbi» desde el balcón de la basílica de San Pedro.
Era otro día de gran fiesta para el Pescador de Galilea. Y, en Castel Gandolfo, de gran satisfacción para Benedicto XVI. Es la décima vez, en la historia de la Iglesia, que hay un relevo en vida del Papa anterior. La transición ha sido perfecta. Como quería Benedicto XVI, el timón de la nave ha pasado a manos más jóvenes y más fuertes.

http://www.abc.es/sociedad/20130313/abci-fumata-blanca-habemus-papam-201303131633.html

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